En los últimos días hemos disfrutado de la visita de Maite Hernández, docente, terapeuta floral, autora y coautora de numerosos libros, hija del escritor Miguel Hernández Miñambres.
Mujer especialmente sensible y luchadora, amante de la naturaleza, disfrutó de la aldea y del encuentro de flores que pertenecen a su actividad terapéutica. Esperamos que haga una costumbre anual volver a esta aldea, ella y mucha más gente
La historia de las aldeas como Abraido, se escribe con las personas que han apostado por quedarse en el medio rural, cuando vivir en las aldeas era pura supervivencia.
Fermín lombardero nació en el seno de una familia de pequeños agricultores, en Abraido, Pedro y Oliva sus padres no siguieron la tradición de la herrería, aunque Fermín cuando se casó y se fue a vivir a otro pueblo de municipio, despertó su pasión por la artesanía de la forja, con su vecino y maestro Venancio Rodil.
Fermín y Remedios crearon la historia sobre la que se cimienta su familia, iniciando de la nada el sueño de hacer navajas artesanalmente, en el año 1970. Recuerdan la precariedad de los primeros momentos donde fabricaban ellos mismos las propias herramientas que les facilitaran algún punto del proceso.
Fermín la forja le viene de familia cuando allá por la segunda mitad del 1800 su bisabuelo, vecino de otra aldea del mismo concejo de Taramundi se dedicaba hacer clavos y los llamados eslabones, chisqueros o yesqueros que eran piezas de hierro
fundido con alto contenido en carbono que hace saltar chispas cuando se golpea con piedra.
Remedios y Fermín, crearon y cuidaron de su familia, a la par que él crecía como artesano y Remedios asumía las labores del campo, posteriormente ha cogido el relevo generacional su hijo Pedro en la forja, apostando igualmente por el medio rural, junto a Conchi continuaron con la tradición familiar de mujer ganadera incansable y cuidadora de su familia.
No puedo terminar sin hacer mención a las mujeres trabajadoras del campo, como Remedios, que son en si mismas una institución, dotada de una sabiduría natural, hija, madre, amiga, vecina, y buena consejera, que como otras muchas mujeres del medio rural han sido el motor anónimo de que existan todavía estas aldeas.